martes, 17 de mayo de 2016

TERREMOTO EN ECUADOR 2016

LEYENDAS

Una noche, a inicios del siglo pasado, un personaje de ultratumba apareció en las calles de Riobamba. Quienes lo miraron se quedaron mudos de espanto. Era un jinete sin cabeza. Todos los habitantes de la ciudad se guardaban muy temprano para huir de la mala visión, pero nunca faltan los valerosos que lograron descubrir lo que escondía detrás del fantasma.
El 4 de febrero de 1797, un terremoto destruyó gran parte de la zona central del Ecuador. Se cuenta que antes del desastre se produjeron hechos misteriosos, como el que les contamos a continuación.
En la plaza central de la villa de Riobamba se levantaba la escultura de un niño tejedor (agualongo en quichua). Se dice que un día antes del pavoroso terremoto, hacía un insoportable calor, y muchos se concentraron en la plaza para descansar. En esos momentos miraron asombrados cómo la escultura de piedra giraba sobre su propio eje.
Los testigos regresaron a sus casas profundamente contrariados, sin imaginar que al día siguiente Riobamba desaparecería y que por eso, el Agualongo quiso verla por última vez.

La Loca Viuda espantaba a los caballeros de vida disipada.
El inicio de esta leyenda urbana se remonta a la época republicana cuando la ciudad de Riobamba era alumbrada por rudimentarios faroles que apenas competían con la luz de las velas. La luna llena completaba el ambiente propicio para los aparecidos y cuentos tenebrosos.
El protagonista de esta leyenda es Carlos, uno de los tantos bohemios que gustaba embriagarse en las cantinas y no desaprovechaba la oportunidad de tener un desliz.
Una de aquellas noches de juerga, al dirigirse a casa, se encontró con una extraña mujer vestida totalmente de negro y con una mantilla que le cubría el rostro, que le hizo señas para que la siguiera.
Carlos sin pensarlo dos veces fue tras de la coqueta a lo largo de varias callejuelas oscuras.
Al llegar a la Loma de Quito, el ebrio le dio alcance.
-          “Bonita, ¿dónde me lleva? dijo.
Sin dar más explicaciones, la mujer dio la vuelta y Carlos recibió uno de los impactos más grandes de su vida porque vio que la cara de la mujer era la de una calavera.
De la impresión, Carlos cayó pesadamente sobre el suelo mientras invocaba a todos los santos. Logró levantarse y emprendió la carrera de regreso a casa.
Al llegar, el hombre encontró el refugio en su devota esposa Josefina. Entendió que la visión fantasmagórica era el castigo por tantas infidelidades. Y desde entonces se dedicó santamente a su hogar.
Lo que Carlos nunca se enteró es que su esposa estuvo detrás del “alma en pena”. ¿Qué había sucedido? Después de muchas noches en vela, Josefina se armó de valor para castigar las continuas infidelidades de su cónyuge.
Una vecina le aconsejó darle un buen susto. Para el efecto le prestó una careta de calavera y le recomendó vestirse de negro.
Sin estar segura, pero motivada por su amiga, la señora decidió hacerlo.
Una noche oscura, se trajeó de negro, se puso la careta y se cubrió con un velo. Lo sucedido después ustedes ya lo conocen.

La loca viuda fue el remedio para los caballeros que abandonaban el hogar por una conquista galante. Los años pasaron y aún dicen que la loca viuda se aparece en las noches…

Una misteriosa puerta abre el camino hacia la ciudad dentro del Chimborazo.
Hace muchos años, en el tiempo de las grandes haciendas, había gente dedicada al servicio de la casa y de las tierras. Los vaqueros eran los hombres dedicados a cuidar a los toros de lidia que eran criados en las faldas del volcán Chimborazo.
Juan, uno de los vaqueros, se había criado desde muy pequeño en la hacienda. Recibió techo y trabajo, pero así mismo, los maltratos del mayordomo y del dueño.
Una mañana que cumplía su labor, los toros desaparecieron misteriosamente. Juan se desesperó porque sabía que el castigo sería terrible. Vagó horas y horas por el frío páramo, pero no encontró a los toros.
Totalmente abatido, se sentó junto a una gran piedra negra y se echó a llorar imaginando los latigazos que recibiría.
De pronto, en medio de la soledad más increíble del mundo, apareció un hombre muy alto y blanco, que le habló con dulzura:
-          ¿Por qué lloras hijito?
-          Se me han perdido unos toros –respondió Juan- después de reponerse del susto.
-          No te preocupes, yo me los llevé –dijo el hombre- vamos que te los voy a devolver.
Juan se puso de pie dispuesto a caminar, pero el hombre sonriendo tocó un lado de la piedra, y ésta se retiró ante sus ojos.
-          Sígueme –le ordenó.
Aquella roca realmente era la entrada a una gran cueva. Sin saber realmente cómo, Juan estuvo de pronto en medio de una hermosa ciudad escondida dentro de la montaña.
El vaquero miró construcciones que brillaban como si estuvieran hechas de hielo. La gente era alegre y disfrutaba de la lidia de toros.
El hombre alto le entregó los animales, le dio de comer frutas exquisitas, y como una forma de compensación le regaló unas mazorcas de maíz.
De la misma forma extraña en la que había llegado, pronto estuvo en el páramo, con los toros y las mazorcas.
Al llegar a la hacienda todos se burlaron de él por lo que consideraban una influencia del alcohol. Decepcionado, pero a la vez tranquilo por haberse librado de la paliza, Juan fue a su casa y sacó las mazorcas. Para su sorpresa eran de oro macizo.
Con este tesoro, el vaquero se compró una hacienda propia y se alejó para siempre del lugar donde le habían maltratado tanto.
Desde entonces, los campesinos y los turistas tratan desesperadamente de buscar la entrada a la ciudad del Chimborazo.
El maestro universitario César Herrera Paula ha recopilado una serie de leyendas y tradiciones de nuestra provincia. Una de ellas es la que contamos a continuación.
En San Gerardo, población del cantón Guano, muy cerca de la ciudad de Riobamba, Juan trabajaba en un lugar muy distante del centro parroquial. Para llegar debía atravesar un bosque; salía de su casa a las 8 de la mañana y retornaba a las 8 de la noche.
Cierta ocasión mientras volvía, creyó escuchar pasos. No dio importancia, pero más allá escuchó una voz ronca que le dijo:
-          No mire atrás… únicamente dame tu cigarrillo.
Así lo hizo y prosiguió su recorrido. Al día siguiente llevó una cajetilla  y la voz nuevamente se dejó escuchar.
De reojo observó que se trataba de un hombre muy pequeñito, portaba un látigo en su mano, y llevaba en su cabeza un sombrero muy grande.
Juan se asustó y corrió desesperadamente. Al llegar a casa comentó lo sucedido y su madre le aconsejó llevar siempre un crucifijo.
Así lo hizo y al día siguiente, el hombrecillo no le pidió cigarrillos sino que empezó a castigarle con el látigo.
Juan sacó de su camisa el crucifijo y el enano se esfumó como por encanto.
Esta aparición y otras similares hicieron entender que se trataba del Duende de San Gerardo.
 

RESERVA BIÓLOGICA LIMONCOCHA

La Reserva Biológica Limoncocha está ubicada en el cantón Shushufindi de la provincia de Sucumbíos, en la región amazónica norte del Ecuador. Abarca 4.613 ha.
Se encuentra en el Corredor Sacha–Shushufindi, y se compone principalmente por la Laguna de Limoncocha (antiguamente llamada Capucuy), las zonas aledañas y la Laguna Negra, también conocida como Yanacocha. El 100% del área corresponde a un Humedal, declarado sitio Ramsar por la UNESCO en el año 1998. La Laguna Negra y los ríos Jivino y Capucuy, conforman el núcleo de este humedal y también la zona intangible y prístina de la Reserva.
Se cree que las áreas que ocupan las lagunas Limoncocha, Yanacocha y humedales adyacentes son antiguos meandros del Río Napo el que arrastra grandes cantidades de sedimentos provenientes de las estribaciones occidentales de los andes. La laguna de Limoncocha está interconectada con el río Napo y su nivel es estival y dependiente de las lluvias en la cuencas de los ríos Payamino, Napo y Coca.

Características

La reserva esta cubierta de dos tipos de bosque, al Norte esta cubierta por bosque tropical húmedo de meseta y es una planicie que está entre 15 y 20 metros sobre el nivel de la laguna. Los bosques al sur y al occidente de la laguna son bajos y se inundan en el periodo de Enero a Mayo están cuviertos principalmente por Bosque inundable de palmas de tierras bajas (várzea o igapó) (moretal) y Herbazal lacustre de tierras bajas; existen también zonas que posiblemente fueron en tiempos prehistoricos bancos de arena del río Napo y son las áreas preferidas para la nidificacion de los caimanes.
La Reserva se encuentra, en su mayoría, dentro de la Cuenca del río Capucuy, cuyos tributarios son el Playayacu, el Pichira, el Blanco y el Piñasyacu. El Capucuy, el Jivino y el Indillana fluyen hacia el Napo (aguas arriba) cuando este inunda la zona; mientras que el Jivino y el Itaya drenan también un área grande del norte de la Reserva. Las lagunas y los humedales adyacentes a estas.

Flora

En cuanto a la vegetación primaria, en esta Reserva se hallan especies similares a las que existen en las áreas vecinas de Cuyabeno y Yasuní. Destacan palmas como la chambira (Astrocaryum urostachys), Pambil, Ratama, y Ungurahua (Oenocarpus bataua); además, árboles, bromelias, orquídeas, musgos y helechos gigantes; en areas que fueron taladas totalmente durante el periodo de exploración petrolera crecen ahora arboles de Balsa y Guarumo. La vegetación de igapó ha sido identificada al sur de la laguna de Limoncocha y en la Laguna de Yanacocha. En esta zona domina una especie de palma conocida como chontilla (Bactris sp.) y asociada a ella, está el macrolobio (Macrolobium sp.).
 
 

Fauna

En general, la fauna amazónica en la Reserva presenta un elevado nivel de biodiversidad, pero con una baja densidad poblacional. Se han registrado al menos, 53 especies de mamíferos 92 de reptiles y 292 de anfibios. En esta área son muy comunes el caimán negro, y la tortuga acuática llamada localmente charapa; poco comunes son: el caiman blanco, la culebra Boa, la tortuga motelo y algunos mamíferos como la guatuza negra , el mono lanudo, el mono ahullador, Marmosetas, mono nocturno, mono Capuchino, mono "araña", el Ocelote, Peresozo y el capybara entre otros. 

CANTÓN SHUSHUFINDI

El Cantón Shushufindi es una municipalidad de la provincia de Sucumbíos. Su cabecera cantonal es la ciudad de Shushufindi. Su población es de 44.328 habitantes,tiene una superficie de 2.463 km2.Su alcalde actual para el período 2009 - 2014 es Augusto Espinoza Lema. La fecha de cantonización fue el 7 de agosto de 1984, de la provincia de Napo y desde 1989 de la provincia recién creada de Sucumbíos.

Límites

  • Al norte con los cantones Lago Agrio y Cuyabeno.
  • Al sur y oeste con la provincia de Orellana.
  • Al este con el cantón Cuyabeno y la provincia de Orellana.
  • División política

    Shushufindi tiene seis parroquias:

    Parroquias urbanas

  • Shushufindi (cabecera cantonal)

Parroquias rurales

  • Limoncocha
  • Pañacocha
  • San Roque (Cab. en San Vicente)
  • San Pedro de los Cofanes
  • Siete de Julio

Hospedaje

  • Hotel Casa Grande




LA INFIDELIDAD

La infidelidad se refiere, popularmente, a las relaciones afectuosas del tipo romántico, a corto o largo plazo, establecidas con personas distintas del vínculo oficial que a menudo se mantienen en secreto por considerarse como una amenaza a la institución familiar.Aunque de acuerdo con el DRAE el vocablo (proveniente del latín infidelĭtas, -ātis) denota el incumplimiento del compromiso de fidelidad o la falta de ésta. Por consiguiente, puede significar la carencia de lealtad o quebrantamiento de la misma hacia cualquier compromiso moral como la religión, la amistad, el matrimonio (situación que se conoce como adulterio) o cualquier otra relación amorosa o erótica.
 

Motivos de la infidelidad amorosa

Tanto en humanos como otros animales se suelen combinar las dos tácticas reproductivas opuestas: la monogamia y la poligamia, aunque históricamente muchas sociedades se oponen a esta última. Las causas de la infidelidad humana son múltiples, están relacionadas con la personalidad y la historia erótica individual; podrían ser insatisfacción (sexual, económica, intelectual, social, etc.), aburrimiento, curiosidad, búsqueda de novedad, narcisismo, venganza, desenamoramiento, soledad, la habilidad de conquista del tercero involucrado, necesidad de amor, comunicación deficiente, crisis, abandono emocional, etcétera